Lo que comenzó
como la estrategia más ambiciosa en la historia de Xbox hoy parece estar en su
punto más crítico. Microsoft Gaming, la división que agrupa a Xbox y sus
estudios adquiridos en los últimos años, confirmó esta semana una nueva ola de
despidos que afecta a más de 200 desarrolladores, incluyendo personal en
España. La noticia se suma a cierres anteriores como los de Arkane Austin
(Redfall) y Tango Gameworks (Hi-Fi Rush), y pone en jaque la promesa de
construir un ecosistema fuerte basado en estudios propios.
Desde 2018, Xbox gastó más de 70.000 millones de dólares en comprar desarrolladoras como Bethesda y Activision Blizzard. El objetivo era claro: alimentar Game Pass con exclusivos de primer nivel y posicionar la marca como líder en servicios. Sin embargo, en 2024 comenzó un cambio de rumbo. Phil Spencer, CEO de Xbox, reconoció que la compañía ya no buscaría exclusividad total y que empezaría a lanzar sus títulos en otras plataformas, como PlayStation y Nintendo. Lo que inicialmente fue visto como apertura estratégica, hoy parece una maniobra de supervivencia.
La reciente ola de despidos, confirmada por medios como Bloomberg, Vandal y 3DJuegos, incluye áreas de soporte, marketing y desarrollo. Aunque Phil Spencer seguirá al frente de Xbox —según informó oficialmente Microsoft tras varios rumores de retiro—, su figura se ve hoy más cuestionada que nunca.
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